En España, se consumen entorno a los 600 millones de kilos anuales de nuevos aparatos relativos a grandes y pequeños electrodomésticos, equipos de informática y telecomunicaciones, aparatos electrónicos de consumo, de alumbrado, herramientas eléctricas y electrónicas, juguetes y equipos deportivos o de tiempo libre, equipos médicos, instrumentos de vigilancia o control, maquinas expendedoras
Cuando estos aparatos se desechan, se convierten en residuos muy contaminantes, ya que la mayoría contiene sustancias como el bromo, el cadmio, el fósforo o el mercurio que resultan nocivos para la salud y el medio ambiente.
La legislación ambiental es cada vez más exigente. El Parlamento Europeo aprobó una normativa para la recogida y reciclaje de RAEE, que España ha adaptado a su ordenamiento jurídico.